Los esguinces de tobillo son más frecuentes en los jóvenes y están relacionados con actividades deportivas más intensas.
¿Qué es la inestabilidad crónica del tobillo?
Antes de hablar de lo que es la inestabilidad crónica del tobillo, vale la pena comentar algunas de las características de un esguince de tobillo, aunque sólo sea superficialmente.
Los esguinces de tobillo, sobre todo del lado lateral del tobillo, conocidos como esguinces de ligamentos externos, se encuentran entre las lesiones musculoesqueléticas más comunes, y representan entre el 10 y el 30% de todas las lesiones.
Los esguinces de tobillo son más frecuentes en los jóvenes y están relacionados con actividades deportivas más intensas.
→ En cuanto al género, las mujeres parecen ser más propensas a sufrirlos, posiblemente debido a una mayor tendencia a estirar el ligamento en varo o en valgo que los hombres.
→ En cuanto a la clasificación según la gravedad del esguince, se suele dividir en tres grados diferentes:
Grado I (leve): se trata de un esguince de ligamento sin daños visibles, generalmente con inflamación leve y dolor moderado, y a veces con una mínima afectación funcional, es decir, el típico esguince grave en el que el tobillo se hincha y duele un poco pero se puede seguir caminando.
Grado II (moderado): en este caso hay una rotura parcial o incompleta del ligamento y también se presenta cierta inestabilidad, hematoma, edema importante y limitación funcional del tobillo; se trata claramente de una lesión más grave en la que ya se dificulta la marcha y también se nota una importante hinchazón.
Grado III (grave): se trata de una lesión ligamentosa completa con edema y hematoma importantes, así como una marcada inestabilidad mecánica y pérdida de función y movilidad de la articulación.
Ahora que hemos cubierto algunos de los aspectos básicos de los esguinces de tobillo, podemos centrar nuestra atención en la inestabilidad crónica del tobillo, que algunos pacientes llaman «esguince mal curado» o no tratado.
Una de las cosas más importantes que hay que recordar es que en la mayoría de los casos, aunque tengamos síntomas en el tobillo, lo más probable es que el ligamento esté totalmente curado (suele tardar unos dos meses en recuperarse), por lo que los síntomas que sufrimos van más allá de la lesión del ligamento. La cuestión es un poco más complicada.
No debemos considerar la inestabilidad crónica del tobillo como una lesión de las estructuras centrales, aunque ésta puede estar presente, sino como una incapacidad de la articulación en su conjunto para mantener una estabilidad adecuada debido a causas mecánicas, causas funcionales o una combinación de ambas.
Inestabilidad mecánica: a veces la articulación del tobillo puede moverse más allá de los límites fisiológicos debido a causas como una laxitud excesiva de la cápsula articular o de los ligamentos, cambios articulares degenerativos o artrocinemática (biomecánica del movimiento articular). Cabe señalar que las opiniones varían y que algunos autores no consideran esta inestabilidad como la causa principal del problema.
Inestabilidad funcional: este tipo de inestabilidad es de carácter más subjetivo, es decir, aunque las estructuras pasivas que proporcionan estabilidad al tobillo mantienen su capacidad, el paciente siente que el tobillo «cede». Las causas pueden ser diferentes, pero en resumen se puede decir que la conexión músculo-SN (tanto el sistema nervioso central, encargado de dar las órdenes, como el sistema nervioso periférico, encargado de transmitir la información al cerebro o a la periferia) es incapaz de establecer el estado necesario de estabilidad del tobillo.
¿Cómo puedo saber si tengo inestabilidad crónica de tobillo?
Hay varias formas de determinar si una persona tiene inestabilidad crónica de tobillo. Normalmente, un profesional sanitario cualificado, como un fisioterapeuta, recoge una historia completa del problema y comienza a recopilar datos subjetivos y objetivos (mediante diversas pruebas o exámenes) para determinar si existe una inestabilidad mecánica o funcional.
El diagnóstico diferencial es muy importante en estos casos, ya que puede haber otras enfermedades que causen síntomas similares pero que requieran un tratamiento diferente. Con este tipo de diagnóstico, los profesionales sanitarios tratamos de descartar este tipo de patología para estar seguros de lo que estamos tratando.
Estos son algunos signos a los que hay que prestar atención para saber si es necesario acudir a un fisioterapeuta:
- Sensación de que el tobillo cede
- Esguinces repetidos al menor esfuerzo.
- Dolor persistente e hinchazón en el tobillo
- Hormigueo o alteración de la sensibilidad en el lateral del pie
- Fallos en el pie y el tobillo después de caminar durante algún tiempo
- Falta de movilidad en el tobillo
¿Cuál es el mejor tratamiento para los esguinces mal curados o la inestabilidad crónica del tobillo?
El mejor tratamiento para la inestabilidad crónica del tobillo o el esguince de tobillo mal curado implica varios pasos, pero lo más importante es entender que es poco probable que los tratamientos pasivos funcionen y que los tratamientos deben adaptarse individualmente a cada persona.
Evaluación del tobillo: la evaluación de un tobillo sometido a inestabilidad crónica debe ser exhaustiva e incluir a toda la persona, ya que son muchos los factores que pueden influir en el problema, desde los mecánicos, como la falta de fuerza en los músculos estabilizadores de la cadera, hasta los aspectos de la salud general de la persona: obesidad, diabetes…..
Establecer un plan de acción: una vez que tenemos una idea clara de lo que le pasa al paciente (al menos lo más clara posible), tenemos que planificar un plan de tratamiento, porque con todas las enfermedades crónicas es difícil, si no imposible, obtener resultados en un día. Los resultados, como todo en la vida, suelen depender del nivel de esfuerzo y de la dirección correcta del mismo. El plan de tratamiento debe ser individualizado e incluir la cantidad adecuada de trabajo activo, pasivo y cognitivo:
- Ejercicios
- Terapia manual
- Instrucción
Evaluación de los resultados y nuevos objetivos: Durante el transcurso del plan de tratamiento, que debe ser flexible, individualizado y realizable, es necesario evaluar los resultados en cada etapa y modificar los objetivos del plan en función de los resultados y las dificultades encontradas durante su desarrollo.
Recuerda que el fisioterapeuta es el profesional más adecuado para este tipo de trabajo y que el paciente debe colaborar activamente para conseguir los mejores resultados.