Las 7 lesiones más comunes en accidentes de tráfico (y cómo evitarlas)

Lesiones tras un accidente de tráfico

Cada año, la DGT publica las cifras de los accidentes en las carreteras españolas. Aunque la pérdida de vidas humanas es la cifra más lamentable, también se da gran importancia a las víctimas que sobreviven. Las graves lesiones sufridas en algunos casos también representan una gran tragedia humana, por lo que las instituciones y los fabricantes se esfuerzan por minimizarlas.

Las lesiones más frecuentes en un accidente de tráfico

Según la DGT, las lesiones en el tronco son las más frecuentes entre las víctimas en las carreteras españolas, tanto las mortales como las supervivientes, y las lesiones en la columna vertebral son las menos frecuentes, pero no por ello menos graves. Veamos las consecuencias para las víctimas en cada caso.

Lesiones en el tronco y el tórax

Hay que distinguir entre los traumatismos en el tórax, que pueden romper los grandes vasos y afectar a las vías respiratorias, y los traumatismos en el abdomen, que pueden afectar a los órganos internos (especialmente el hígado y el bazo).

En todos los casos, hay que prestar especial atención a las llamadas lesiones torácicas cerradas, que no son visibles desde el exterior y son difíciles de reconocer.

También son frecuentes las fracturas de costillas si el cinturón de seguridad no está bien colocado.

Lesiones cerebrales

Se trata principalmente de lesiones cerebrales traumáticas (TBI), que implican pérdida de conciencia y fracturas de cráneo en el momento del accidente. La gravedad de este tipo de lesiones varía desde la recuperación completa hasta el estado vegetativo del paciente.

Se clasifican como lesiones cerebrales adquiridas (LCA) porque pueden entrar repentinamente en la vida de la víctima y afectar a su independencia y calidad de vida.

Lesiones en la cabeza, el cuello y la cara

Se trata de arañazos, abrasiones y fracturas (en los casos más graves) causadas principalmente por golpes contra el salpicadero o el parabrisas.

Otras consecuencias son los pinchazos en las partes metálicas del vehículo, que pueden poner en peligro arterias vitales o el propio sistema respiratorio.

Lesiones en las extremidades

Aunque los esguinces o las distensiones en las muñecas, las rodillas, etc. son más comunes, en los accidentes graves se producen fracturas abiertas e incluso amputaciones. Los motoristas tienen un mayor riesgo de sufrir lesiones graves en las extremidades.

El proceso de recuperación también suele requerir una amplia rehabilitación y fisioterapia.

Lesiones en la columna vertebral

La columna vertebral es una de las principales víctimas de los accidentes de tráfico, especialmente de las colisiones con otros vehículos. Una de las lesiones más comunes es el esguince de la columna cervical (a menudo llamado «latigazo cervical») causado por una flexión repentina del cuello.

La recuperación suele ser lenta, ya que las vértebras son muy sensibles, y a menudo requiere inmovilización y el uso de un collarín durante el proceso.

También puede provocar otras lesiones, como dolores de cabeza, mareos, dolor de cuello e incluso cambios de humor.

Lesión de la médula espinal

Las lesiones medulares especialmente graves pueden causar daños en la médula espinal, siendo las causas más comunes las lesiones internas y las fracturas óseas.

A diferencia de las verdaderas lesiones medulares, el tejido nervioso se ve afectado. Dado que este tejido nervioso es el encargado de transmitir las órdenes del cerebro a las diferentes partes del cuerpo, existen diferentes grados de daño, según la parte de la médula espinal afectada: paraplejia, tetraplejia, hemiplejia, etc.

Durante la recuperación, la rehabilitación mediante fisioterapia es especialmente importante, no sólo para recuperar la movilidad (que a veces es irreversible), sino también para prevenir deformidades o problemas respiratorios.

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Seguridad pasiva para limitar las lesiones en caso de accidente

Por supuesto, también hay que utilizar los sistemas de seguridad pasiva y tenerlos bien mantenidos. Estos sistemas están diseñados para minimizar los daños y las lesiones tras un accidente. Incluyen clásicos como el cinturón de seguridad, el airbag o el reposacabezas (cuya función no es aumentar la comodidad en el coche, sino evitar el latigazo cervical). Son tan sencillos y básicos que cuesta creer que algunos de ellos no formaran parte del equipamiento de serie de los coches hace unos años o que todavía haya gente que no los utilice (como el 20% de los españoles que todavía no se pone el cinturón de seguridad).

Afortunadamente, muchos de estos sistemas, aunque sencillos, se han mejorado a medida que la tecnología ha avanzado. Está el pretensor pirotécnico del cinturón de seguridad, que ajusta la fuerza del cinturón cuando detecta una colisión. El airbag también se ha mejorado. Ahora está dividido en varios airbags para cubrir partes específicas del cuerpo. O los asientos ergonómicos, que amplían la función del reposacabezas para evitar el temido latigazo cervical.

Sin embargo, la seguridad pasiva va más allá de las piezas reconfigurables y todo el vehículo ya está diseñado como elemento de seguridad.

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